Se cumple sesenta años el próximo 30 de Enero, del asesinato de uno de los hombres mas grandes que ha dado la humanidad, Mohandas Karamchand Gandhi, mas conocido como Mahatma (alma grande), por parte de un fanático religioso hindú, en la ciudad de Delhi, cuya filosofía de la no cooperación base de la doctrina de la no violencia, se ha convertido en paradigma obligado de la ética, para el mundo de la política, como servicio a los mas débiles y de lealtad con las justas causas que reclaman los pueblos sometidos, pero también como ejemplo de vida espiritual, convirtiéndose en un verdadero apostol nacional y religioso, que el mundo reverencia, admira y respeta, aún después de muerto.
Para comprender la magnitud de esta figura estelar, otro de los grandes que ha pasado por este planeta Albert Einstein, lo definió asi: “Sólo hay un sabio en nuestro siglo: es Gandhi” y el escritor frances autor de obras dramáticas, filosóficas y novelísticas y Premio Nobel de literatura (1915), Romain Rolland, lo describe como “el pequeño hombre débil que levantó a 300 millones de hombres, estremeció al Imperio Británico y creó el movimiento más fuerte en la política humana desde hace casi 2000 años”. Esto significó para la época pero particularmenrte para las grandes potencias, una contundente respuesta a las armas nucleares que para esos años se empezaban a mostrar, como gran amenaza para la humanidad.
Rudyard Kipling, escritor británico cuyas novelas y poemas se inspiraron en las cualidades viriles y en el imperialismo anglosajón, dice sobre la importancia que significaba para Inglaterra la posesión de la India lo siguiente: “la misión de gobernar la india ha sido puesta, por un impenetrable designio de la providencia, sobre los hombros de la raza inglesa”. Esto lo escribió en 1889. El primer ministro de Inglaterra Winston Churchill, en el año 1931 en una de sus intervenciones sobre el mismo tema proclamaba: “la pérdida de la India supondría para Inglaterra un golpe fatal y definitivo. Es parte de un proceso que nos reduciría a ser una nación insignificante”. A renglón seguido se refería a Gandhi asi: “el nauseabundo y humillante espectáculo de este viejo abogado del Colegio de Abogados de Londres hoy fakir sedicioso, trepando por las rampas del palacio del Virrey, para discutir y negociar de igual a igual con el representante del Emperador, mientras pone en marcha una insolente campaña de desobediencia civil". Por supuesto, era entendible las afirmaciones descomedidas del líder inglés, comprendiendo que ni el inmenso Alejandro Magno, Cesar, ni el propio Carlo Mago, reinaron sobre un imperio tan grande como el que dominaba la Gran Bretaña, con mas de 560 millones de súbditos, de los cuales 350 pertenecían a la India.
El quinto nieto del líder espiritual Arun Gandhi, escribió un ensaño maravilloso titulado “La no violencia en el siglo XXI, Desafíos y posibilidades”, que trata sobre los postulados y plataforma ideológica, pensamientos de vida y concepción religiosa que llevó a su distinguido abuelo a convertirse en la figura incuestionable del siglo veinte, publicado por la M.K. Gandhi Instituto for Nonviolence, que dirige el propio Arun y su esposa Sunanda. En ese documento muy bien estructurado trata todos los aspectos de la vida de Mahatma, pero quiero resaltar en este artículo como justo homenaje al prodigioso apostol de la paz, el aspecto central de su filosofía, en lo que Arun Gandhi dio en llamar “la relevancia de la no violencia para el siglo XXI.
Resulta difícil hacer compatible el pensamiento de Gandhi con respecto a la teoría moderna de que la no violencia es simplemente una estrategia de convivencia. En palabras de Gandhi, la no violencia »no es un abrigo que puedes usar hoy y quitártelo mañana«. Si bien Gandhi enfatizó la necesidad de la espiritualidad en la práctica de la no violencia, ésa no fue la única razón por la cual él creía que la no violencia debe ser un modo de vida. Para Gandhi, vivir la no violencia era una necesidad práctica. A menos que uno la viva, no es posible practicarla. Así como se nos requiere crear una completa cultura de violencia a nuestro alrededor para practicar la violencia, necesitamos crear una cultura de no violencia que nos rodee para practicar la no violencia.
La complejidad de la necesidad de la no violencia para Gandhi tiene que entenderse de modo holístico y no en forma dogmática. Resulta desafortunado que la mayor parte de los estudiosos hayan visto a la no violencia únicamente como oposición a la violencia física. No podemos apreciar hasta dónde llega la no violencia hasta que entendamos cómo se practica la violencia en nuestra sociedad hoy en día. Así como la ausencia de guerra no significa que haya paz; un estado de calma superficial en la sociedad no indica la falta de confusión y conflicto.
Estamos construyendo mega ciudades urbanas alrededor del mundo que no tienen alma ni sustancia. Ignoramos la pregunta básica – ¿puede estar unida una sociedad, tener compasión y brindar protección si a cada miembro se le enseña a ser egoísta y centrado en sí mismo? En términos de Gandhi, la sociedad es una familia que ha crecido y debería poseer las mismas características positivas – compasión y unión. Sin embargo, la sociedad materialista que hemos creado no sólo acoge al egoísmo sino que lo incentiva en nuestros hijos cuando les aconsejamos que sean exitosos cualquiera sea el costo. La violencia pasiva supura en toda sociedad hasta llegar a ser insoportable y eventualmente estalla en violencia física. Accidentalmente nos lleva a replantear nuestro concepto de justicia. En un mundo inserto en la cultura de la violencia, la justicia que se transforma en venganza – ojo por ojo, decía Gandhi, sólo hace que el mundo entero permanezca ciego. En una cultura de no violencia, la justicia significaría reforma mediante el reconocimiento de que aquéllos que hacen el mal, lo hacen por ignorancia o atenuando las circunstancias. Castigar a la persona, en lugar de resolver el problema, sólo agrava a la violencia física que se refleja en el delito y la violencia.
La historia de la estrella de mar nos deja una buena lección moral. Una vez un hombre fue a caminar por la playa a la mañana temprano. Aun faltaban minutos para el amanecer. En la neblina, vio a alguien cerca de la orilla que levantaba algo y lo arrojaba al agua. Por curiosidad, fue a averiguar de qué se trataba y entonces le dijeron que durante la noche, había marea alta, lo que dejaba a todas las estrellas de mar al descubierto y cuando el sol salía, se morían todas. Nuestro hombre curioso observó la orilla y vio que había miles de estrellas de mar varadas. Dijo: »Usted no va a poder salvar a todas estas estrellas, entonces ¿cuál es la diferencia?« El Buen Samaritano, aún ocupado en arrojar la estrella al agua y con otra en la mano para hacer otro tanto se dio vuelta y dijo: »Para este tío significará una gran diferencia.« Claramente, la enseñanza es que no deberíamos sentirnos abrumados por el estado del mundo y no hacer nada para cambiarlo. Gandhi siempre pensó que los pequeños actos de cambio finalmente pueden conseguir una gran diferencia.
La elección ante la humanidad, para citar las palabras de Gandhi, es bastante simple: »Nosotros tenemos que representar el cambio que desearíamos ver.« A menos que cambiemos individualmente, nadie lo hará en forma colectiva. Durante generaciones hemos estado esperando que el otro cambie primero. Un cambio de sentimientos no se puede legislar, tiene que surgir de la convicción.
La pregunta que nos tenemos que hacer es, por lo tanto, no si la no violencia es relevante sino si deseamos alejarnos de la ambición, el egoísmo y todos los atributos negativos que gobiernan nuestras vidas para pasar a los atributos positivos del amor, la compasión, la comprensión y el respeto. La decisión es nuestra. Ésa es la esencia del mensaje de Gandhi.
Sobre la gran figura de Gandhi existe una inmensa bibliografía y naturalmente el presente artículo se queda corto para expresar y analizar las distintas facetas de un hombre incomparable; este es solo una aproximación, pero quiero terminar refiriéndome a una bella anécdota que lo describe de cuerpo entero. Por un tiempo, Gandhi se alojó en la casa del primer ministro indio Nehru. Por la mañana, mientras los dos hablaban, Gandhi se lavaba la cara y los manos y Nehru le iba echando agua de una jarra. Como estaban metidos en una seria discusión, Gandhi se olvidó de que se estaba lavando y antes de que terminara de lavarse la cara, se acabó el agua de la jarra, a lo que Gandhi replicó, “¡Pero cómo! ¿He gastado todo el agua que había en la jarra sin haber terminado de lavarme la cara? ¡Qué derroche! Cada mañana no uso más que una jarra”. Las lágrimas le afloraron a los ojos. Nehru, al verlo, se quedó sorprendido. “¿Por qué llora? ¿Por qué se preocupa usted del agua? En mi ciudad, hay tres grandes ríos: el Ganges, el Jummer y el Saraswati. Aquí no tiene porque preocuparse por el agua”. Entonces Gandhi le dijo “Nehru, tiene usted razón. En esta ciudad tiene usted tres grandes ríos, pero lo que a mí me corresponde de ellos es sólo una jarra de agua por la mañana y nada más”.
El 15 de Agosto de 1947, se proclamó la independencia de la India, gracias a toda una lucha de convicciones, principios, compromiso, espiritualidad y amor por un pueblo que amaba entrañablemente y que le permitió al mundo conocer la dimensión infinita del Mahatma Gandhi.
Bibliografía:
FISCHER, L. "La vida de Mathama Gandhi". Argos Vergara, Barcelona 1983.
RAU, H. "Gandhi" Salvat. Barcelona 1984.
BIBLIOTECA HISTORICA, GRANDES PERSONAJES. "Gandhi". Urbión. Barcelona 1984.
LASSIER, S. " Gandhi et la non-violence" Paris, Seuil. 1970.
http://www.gandhiinstitute.org/AboutUs/Founders.cfm
M.K. Gandhi Institute for Nonviolence
arun@totalnonviolence.org