EL GRAN MILAGRO DE LA VIDA

2a. PARTE DEL GRAN SABIO

Toda la audiencia parecía que se hubiese puesto de acuerdo, porque todos coincidieron en mirar al muchacho del pajarito, después de haberse escuchado la respuesta del anciano, como esperando una reacción por parte de éste o a la expectativa de que formulara una contra pregunta, pero no fue así. En cambio el mas menudo de los tres muchachos, de abundante cabello y ojos saltones, mostraba impaciencia mirando no sólo al anciano sino a la misma concurrencia, como queriendo interrogar al maestro, pero su indecisión no se lo permitía. De un momento a otro con voz altísono dirigiéndose al “Gran Sabio”, le dice: ¡explícanos eso de que la vida y el futuro está en nuestras manos! ¡No entiendo lo que tú estas afirmando!

La brisa suave de esa mañana soleada, golpeaba de manera agradable todos los rostros de los asistentes a ese singular evento y las ramas de los árboles producían un sonido muy peculiar, cuando recibían el viento refrescante como si trataran también de participar con su sonoridad de ese coloquio, que se hacía mas interesante con el transcurrir del tiempo. El anciano dando unos pasos adelante y tratando de acomodarse mejor para responderle al menudo joven, adoptó una pose de orador y levantando su rostro y fijándolo en el horizonte, comenzó a decir:

La respuesta que me dispongo a dar no va dirigida solamente al joven que me la formuló, sino que además la quiero compartir con todos los asistentes que en la mañana de hoy han venido hasta este lugar y que se encuentran muy observadores y atentos.

La civilización humana - continúa el anciano - que habita este prodigioso planeta azul y que hoy disfruta de la vida como el don mas precioso, tiene entre sus funciones principales la reproducción, precisamente para que se perpetúe la especie. El hombre para esta fundamental empresa, aporta las células reproductoras masculinas o mas conocido como los espermatozoides. La procreación como todos entendemos, es la mas importante de las fases del ciclo vital del hombre. Miremos como es este proceso para comprender mejor la argumentación que estoy exponiendo.

La mayor parte de los participantes, decidieron sentarse en el verde prado para sentirse mas cómodos, pareciendo la escena como aquella en la que el gran maestro de maestros, compartía con sus discípulos, en los diferentes lugares del oriente. Mi amigo y yo procedimos de conformidad, porque no queríamos perdernos para nada de la disertación del anciano “sabio”.

El orador en esta oportunidad camina en forma de círculo, de acuerdo a la manera como estaban sentados los asistentes y observé que a medida que pasaban los minutos se aumentaba la asistencia.

Ustedes pueden preguntar a muchos especialistas en el tema, - acevera - para que comprueben mi teoría, sobre la trascendencia de lo que estoy afirmando: el semen normal que produce el hombre, es aquel que tiene mas de veinte millones de espermatozoides por mililitro, con una progresiva movilidad lineal de al menos un 25% y con mas de un 30% de espermas de forma normal. Quiere decir esto que en una eyaculación el volumen medio de semen es mayor de tres mililitros. Sólo uno de estos cientos de miles de espermatozoides puede atravesar la membrana del óvulo y producir la fecundación y aquí es cuando se da de manera asombrosa lo que yo he dado en llamar “el gran milagro de la vida”. Los que nos encontramos reunidos aquí y los mas de seis mil trescientos millones de terrícolas, hemos logrado alcanzar el máximo galardón, de una de las maratones mas desenfrenadas que pueda existir en la historia. Millones por alcanzar llegar a la meta y únicamente uno es el merecedor de disfrutar de la plenitud de la existencia.

A renglón seguido afirmó: todos los aquí reunidos somos triunfadores y esto nos compromete a tener el mas alto grado de responsabilidad con nosotros mismos. Este compromiso consiste en amar entrañablemente la vida, en entender que ésta tiene sentido y así como quisimos ganar la carrera por llegar a este mundo, de la misma manera está en nosotros trazar la ruta que proyectará el futuro de la existencia. Estamos investidos de una dignidad, que nos conducirá inexorablemente a comprender que nuestra presencia en este planeta tiene el propósito de cumplir una trascendente meta, que se encuentra establecida en nuestra propia conciencia, con su mapa e instrumentos de navegación. Está en nosotros descubrir ese gran tesoro. Nuestra misión es de alto nivel y requiere de toda la fuerza mental, espiritual y física, dado que representamos a la propia divinidad, por ser hechos a imagen y semejanza de Él.

El compromiso es mayúsculo, - sigue afirmando - por esta razón les sugiero que se sumerjan en el océano de su interioridad y puedan encontrar los misterios mas grandes que serán revelados en las profundidades de nuestro ser. Ahí está el verdadero Sabio, el único. Quiero terminar esta plática, recordando lo que dice el libro de Eclesiástico: “Él fue quién creó la sabiduría. La observó, la midió. Él se la dio en alguna medida a todo ser viviente, y en abundancia a sus amigos”.

Después de decir estas palabras, recogió del suelo un pequeño bolso lo terció en sus hombros y agradeció a los presentes el haberlo escuchado y se dispuso a abandonar el lugar diciendo: debo seguir en el camino porque detrás de esas montañas hay mas montañas.

Los tres muchachos se miraron sorprendidos, notándose en sus rostros la intención de seguir los pasos de este “Gran Sabio”. Entre tanto mi amigo y todos los que estuvimos presentes, optamos por bajar meditando y contemplando los hermosos paisajes de las montañas bogotanas.




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